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La magia de escuchar

Enric Company

Conferenciante Motivacional

Voy a contarte una historia sobre Amancio Ortega.

Durante años, el fundador de Inditex tenía un ritual sagrado. Cada mañana invitaba a una persona de su equipo a tomar un café en la sede de Arteixo. Daba igual el cargo que tuviera. Podía ser un mozo de almacén, una diseñadora junior o alguien de atención al cliente. Se tomaban juntos el café y, entre sorbo y sorbo, Amancio les hacía siempre la misma pregunta:

– «¿Qué mejorarías en nuestra empresa?»

No eran entrevistas. Amancio Ortega escuchaba. Tomaba notas mentales. Y, sobre todo, actuaba a partir de las respuestas.

Esa capacidad de escuchar activamente fue clave en la construcción del imperio Inditex.

No hace falta que te cuente la moraleja de la historia.

Piénsalo. ¿Por qué crees que tenemos dos orejas y dos ojos, pero una sola boca? Porque venimos preparados “de serie” para escuchar y observar el doble de lo que hablamos.

Lo malo es que nos ha tocado vivir en un mundo donde todos quieren opinar, hablar más tiempo que el otro, decir la última palabra. En ese mundo, liderar desde la escucha es un acto revolucionario.

Solemos esperar con ansiedad a que el otro acabe de hablar para expresar nuestro punto de vista.

Tan ansiosos estamos que ni siquiera prestamos atención a lo que dice.

«¿Para qué, si lo que yo voy a decir es mucho más importante?»

Cada vez parece más complejo comunicarse.

Cada vez se escucha menos a la persona que tenemos delante.

Y así nos va.

 

Escuchar no es callar.

Es estar presente.

Es mirar a los ojos.

Es hacer sentir que la otra persona importa.

Prestar atención a lo que dice antes de responder, para comprender mejor la situación y evitar malentendidos.

Es evitar comentarios impulsivos que no conduzcan a nada.

Es evitar conflictos.

Callar a tiempo no revela falta de opinión, sino inteligencia y dominio de la comunicación.

Y lo más importante: de esa escucha pueden salir ideas que transforman empresas, relaciones y vidas.

 

Hay un caso real que siempre comparto en mis conferencias:

Una multinacional del sector tecnológico sufría una fuerte rotación de personal. Tras múltiples estudios y estrategias sin éxito, un nuevo directivo decidió algo tan simple como revolucionario: escuchar a cada empleado durante 15 minutos.

Uno por uno.

De esas conversaciones surgieron cambios concretos: horarios más flexibles, reconocimiento interno, pequeños ajustes en procesos. Resultado: en un año, la rotación bajó un 60% y la satisfacción interna se disparó.

A veces no hace falta inventar nada nuevo. Basta con parar y escuchar las ideas de los otros.

¿Qué son, si no, los refranes?

Frases breves que transmiten la sabiduría popular gracias a la tradición oral. Si siguen vivos todavía es porque alguien los dijo en su momento, otra persona los escuchó, y otra, y otra más, y se mantuvo viva la cadena a lo largo de los siglos.

Y así han llegado al refranero español perlas como esta: “El buen saber es callar, hasta ser tiempo de hablar.”


Piénsalo.


Y mientras lo haces, te propongo que pongas de fondo “Cuando el mar te tenga”, una canción del 1990 de El Último de la fila. Y escuches con atención cuando Manolo García canta:


Si lo que vas a decir
No es más bello que el silencio
No lo vayas a decir
Que hable el mundo y calle el hombre
Calle el hombre y vuélvase a callar

 

Esa es la magia de escuchar.

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