¡Hola! ¿Qué tal la semana!
Sólo te contaré que el martes me dejé el móvil en el taxi, justo al llegar al aeropuerto para viajar a Málaga y presentar el Masscomm Summit de Andalucía al día siguiente (os dejo foto del evento)
Pronto os explicaré hasta qué punto nos podemos llegar a sentir incomunicados cuando no tienes tu teléfono durante dos días, pero os adelantaré algo
Es mucho más gratificante de lo que el pánico inicial te pueda hacer pensar.
Al tema.
Voy a pedirte que respires muy hondo y trates de mantener la calma.
Estoy a punto de tratar una cuestión que suele ser el Hombre del Saco para los oradores debutantes:
¿Qué hago si me quedo en blanco?
Es importante que tengas algo en cuenta.
Fundamental.
Sólo te quedarás en blanco si te has aprendido tu charla de pe a pa, como si fuera una obra de teatro.
Recuerda: un actor está obligado a decir exactamente cada palabra de su texto. Tú no, porque no vas a recitar sino a contarle cosas a tu público. Así que, como mucho, puedes perder el hilo. No tener claro de qué toca hablar a continuación.
Ya te imagino asintiendo con la cabeza mientras piensas: “este listillo de Enric no me la va a colar con un simple cambio de nombre”:
- Vale, nada de quedarse en blanco. Pero si pierdo el hilo, ¿qué hago?
Tratando de responder a tu pregunta, cientos de autores especializados como el legendario Dale Carnegie proponen una solución: ganar tiempo. Como sea. Hasta que vuelvan las musas y consigas engancharte de nuevo a la charla. Por ejemplo, te invitan a fingir un carraspeo y a beber un vaso de agua. Parece un truco muy buenoy seguro que en otras circunstancias te salvaría del ridículo.
Por desgracia, las circunstancias son las que son: el público no es tonto
Finge que tienes sed y se dará cuenta. Finge que el micro se ha estropeado y que mueves los labios sin que se oiga nada y se dará cuenta. Finge que tienes que atarte los cordones de los zapatos y se dará cuenta (la próxima vez no te pongas mocasines).
No sé cómo, pero de algún modo el público siempre te acaba pillando.
Y vas a tener un problema cuando intentas hacer ver que no pasa algo que es evidente que está pasando.
Así que confía en mí.
Vale más que se lo digas abiertamente:
- No os lo vais a creer: se me acaba de ir de la cabeza lo que os iba a decir. Y es una pena porque seguro que era algo muy importante. Un segundo que lo confirmo…
Si admites de buenas a primeras que has caído en arenas movedizas vas a contar con la empatía de tu auditorio y tendrás carta blanca para consultar las chuletas en el móvil o en el portátil, que tienes preparado justamente para eso.
De hecho, si lo administras bien, puede que incluso te sirva para imprimir un cambio de ritmo a tu charla.
Los silencios, las pausas y los segundos invertidos en recuperar el hilo sirven para eso.
Aquí no se trata de hacerlo todo perfecto sino espontáneo.
Prácticamente todo puede funcionar mientras lo hagas con naturalidad.
Ahí queda.
La herramienta para comunicar mejor
Si hablamos de comunicación, esta vez escrita, hoy te destaco la herramienta Text Expander.
Una maravilla.
Se trata de una herramienta diseñada para ahorrar tiempo y mejorar la eficiencia en la escritura al permitir que, cuando escribimos un mail, por ejemplo, se creen atajos o abreviaturas que, al ser tecleadas, se expanden automáticamente en palabras, frases, párrafos o incluso bloques completos de texto.
¿Qué te parece?
Tus comunicaciones escritas fluirán de manera eficiente al eliminar tareas repetitivas, mejorar la precisión y asegurar la coherencia en el mensaje.
Ahí es nada.
Ideal para los que buscan optimizar su tiempo y mejorar su productividad.
En capítulos anteriores
Por si te lo perdiste.
La semana pasada hablamos de la importancia de un buen arranque en tu presentación.
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Por hoy, nada más. Improvisa si te quedas en blanco, y ¡hasta la próxima!
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